miércoles, 30 de julio de 2008

Las conductas neutrales y no tanto. Un buen campo para la teoría del delito

Ejemplos de conductas neutrales hemos puesto muchos en clase de Derecho penal I: el taxista que lleva al futuro asesino, el caso tradicional alemán del proveedor de alcohol al prostíbulo, y tantos otros. Además este tema fue casi central y sobre él se discutió con profesores de la talla de Miguel Olmedo Cardenete, Isidoro Blanco Cordero, Bernardo Feijoo Sánchey o Ricardo Robles Planas, en el II seminario de Teoría Jurídica del delito que realizamos hace un unos 20 meses. Vuelvo a él porque he vuelto a mi trabajo sobre el tema, y concretamente a leer el magnífico libro de Robles Planas sobre la participación y los límites de la intervención penal, y me he acordado de aquél fantástico día y del caso del cuchillo en version ilicitana. Me explico. y, de paso, me enrollo sobre El Seminario.

El Seminario de Teoría Jurídica del delito lo conformamos un conjunto de profesores de Derecho penal, jueces y profesionales amigos y estudiantes, que nos reunimos durante un cuatrimestre los vienrnes a las 7 de la tarde (para ayudar un poco a la selección natural de darwin, ya me entienden), para hablar del tema que cada anyo se selecciona y que, de manera más o menos directa, trata sobre la teoría del delito. Lo cierto es que El Seminario se inspira en aquellos de filosofía del derecho a los que asistía emocionado cuando era alumno, y en otros como el que el Profesor Silva celebra en La Pompeu. El caso es que intentamos que el seminario sea lo más participativo posible, y para eso no sólo tratamos de que vengan profesores especialistas en el tema en cuestión, sino de que nos faciliten el material que nos permita discutir y, a lo mejor, entender con ellos su planteamiento. Por eso, y tras una primera reunión en la que suelo plantear generalmente el tema a tratar durante ese anyo, la siguiente semana empieza la primera "sesión interna", o reunión de los miembros del seminario, en la que, previa lectura de los materiales recomendados, se trabaja la ponencia que ha presntado el profesor que, la semana siguiente, vendrá a defender su planteamiento. Con este sistema, cuando llega la primera de las sesiones con ponente, éste no sólo se sienta y se dedica a recitar el tema que tan bien conoce, sino que se plantean muchas más cuestiones que la semana anterior estaban en duda, se comentan aspectos discutibles con algo más de autoridad y, todo ello, enriquece más el debate. Bueno, !qué voy a decir yo de mi hijo!.

La segunda edicion del Seminario de Teoría Jurídica del delito, como he senyalado, se ocupó de la participación punible, y pedimos a cada profesor que nos presentara un caso práctico, basado en una resolución judicial o inventado, que le sirviera después para explicar el sentido de su ponencia. Fue un éxito, gracias a que, en contra de lo qeu se pudiera esperar si es que no se conociera a los ponentes, cada uno de ellos preparó ý seleccionó magníficamente el caso que debería dar lugar a la explicación de su teoría. Y ahí fue donde surgió el caso del cuchillo. No recuerdo ahora bien, quizás Ricardo, Bernardo o algún otro companyero lo pueda aclarar, qué penalista planteó por primera vez este supuesto hipotético, pero sí puedo decir que ha dado lugar a mucho tecleo en el ordenador a raiz de la irrupción de la opinión de Jakobs sobre el caso. En nuestro seminario, Ricardo planteó el caso en la siguiente versión: Tras oir gritos de una pelea en el exterior, un vendedor de cuchillos ve como un hombre entra en su tienda pidiendo comprar uno de grandes dimensiones. El comerciante se lo vende y, tras acercarse a la ventana, ve como el comprador sale con el cuchillo y, con él, apunyala al hombre con el que estaba discutiendo.

Así de sencillo fue el caso, y sin embargo el debate al que dió lugar fue apasionante. En el curso de aquél debate, bueno, en realidad en la sesión anterior, y a raíz de la opinión de Jakobs y Frisch sobre un supuesto muy parecido, y de la opinión contraria de Ricardo Robles, plantee esta otra variante del caso. Me gustaría que la comentáramos. Por cierto, está en......."el caso".

Un saludo a todos. Fernando

martes, 29 de julio de 2008

El mundial

Hay que entender que las semanas posteriores a la victoria en la eurocopa de Austria y Suiza la sobresaturación futbolística era tal que cuando Francisco Bernabeu me dijo, en dos semanas me voy al mundial, pensé......... pero no quedan 24 meses para eso? El caso es que Paco ha vuelto del mundial, de su mundial, del congreso mundial de criminología, y nos cuenta algo de lo que allí ha pasado (quiyás lo confesable) en un post de "El Lado oscuro".

Aparte no hay más actualizaciones. Pronto las habrá, alguna lectura recomendada, algún caso y otras cuestiones mas. Tened paciencia.

Por cierto, no se si os habréis dado cuenta de que evito esa letra del abecedario de nuestro país que no existe en otros, la que incluso forma parte de su propio nombre. Estoy en Alemania, y ya saben lo que pasa con sus teclados, que los acentos son un lío y las "y" y las "z", se intercambian el sitio: como para ponerme a buscar la enye.

domingo, 6 de julio de 2008

¿Julio = Vacaciones?

“………..pero lo que más me fastidia del mes de julio no son los exámenes, sus correcciones y sus actas, tampoco las investigaciones por cerrar, la ausencia de guardería o de cole para los hijos, o los centenares de papeles que no parecen terminar, sino lo mismo que a ti, Fernando: ese vecino que te encuentras en el garaje y que te mira con sorna y te dice, `qué profesor, ya empiezan tus tres meses de vacaciones, vaya chollo`”.
Con esta frase nos reímos el otro día un amigo mío, profesor de la titulación de Ciencias ambientales en mi Universidad, y yo cuando nos encontramos por el campus él con niños y yo con exámenes, a cuestas. Y tenía razón, es lo que más fastidia, y no tanto por que la gente siga creyendo en el mito de los tres meses de vacaciones del profesor de Universidad, ni siquiera por que sea eso, un mito, que no tenga nada que ver con la realidad que se acerca más al mes o tres semanas de vacaciones en agosto que tiene todo el mundo. La razón por la que nos da rabia escuchar eso es porque esos 90 hipotéticos días de vacaciones, empiezan en uno de los meses de más dentro de la Universidad, el infernal mes de julio. Quizás sea yo al único al que le pasa, y cierto es que trabajo en una Universidad donde el porcentaje de gestión administrativa que un profesor tiene que realizar es mucho mayor que en muchas otras que conozco, pero lo cierto es que desde que terminé mis estudios de licenciatura y empecé a trabajar en la Universidad no he tenido un mes de julio tranquilo, y no tanto por los exámenes, como porque es el mes en el que todo tiene que terminar, en el que tienen que entregarse los artículos a los que te has comprometido y de cuya entrega te has ido saltando los plazos, en el que tienen que recopilarse todas las certificaciones de todas las jornadas, conferencias y demás actividades que has ido realizando, en el que tienen que cerrarse las gestiones de patrimonio del área (compra de libros, pago a ponentes de jornadas, etc), y en el que, por tanto, parece que se acabe el mundo. Teniendo en cuenta que soy el único profesor de Derecho penal a tiempo completo de mi universidad, que el becario de Investigación que es el pilar fundamental de todos los proyectos del área está de exámenes y que dirijo dos Títulos Propios y tres cursos de verano que hay que tener perfectamente preparados para septiembre, puede entenderse lo literal de la frase anterior.
A todo lo dicho hay que sumar que este julio en mi Universidad estamos en plena merienda de negros, perdón, en pleno proceso de construcción de los futuros grados. Todos los docentes de Universidad saben a lo que me estoy refiriendo, por lo que no dedicaré más tiempo a explicarlo.
Y todo esto viene a caballo de que La Blogmática Penal ha estado un poco abandonada estas tres últimas semanas: finales de junio y principios de julio. Espero que a partir de ahora no sea así. La semana que viene pondremos un nuevo caso y comentaremos algún libro más. Gracias por estar ahí.

Fernando