lunes, 10 de noviembre de 2008

Artículo de Reinares en "El País".

Cuando conocí a Fernando Reinares me impactó su sentido común. Quiero decir que paraser una persona de tanto prestigio, tan conocida a nivel nacional e internacional y, en aquél momento, tan implicada en la gestión política relacionada con el terrorismo, me alucinó la sencillez y, a la vez, profundidad con la que trataba todas las cuestiones. Eso mismo se observa en este artículo que publica hoy en El País, y que me sirve para homenajear desde aquí a los militares españoles asesinados en Afganistán.

"Desde hace ya unos tres años, los atentados suicidas llevados a cabo por talibanes son muy frecuentes en Afganistán. Este fenómeno denota además una tendencia al alza. En 2003 sólo pudo contabilizarse un atentado suicida y apenas fueron media docena en 2004, pero hubo cerca de 25 en 2005 y superaron con creces los 100 en 2006, cuando se inicia la verdadera escalada terrorista. Es muy posible que excedieran los 150 en 2007 y nada indica que esta cifra vaya a menguar, si acaso más bien lo contrario, durante el año en curso.
Estos atentados suicidas suponen, por otra parte, entre el 10% y el 15% del total de actos de terrorismo talibán que acontecen en la actualidad, aunque suelen ser más cruentos e indiscriminados. Para que quien leyere se haga una mejor idea del problema, el pasado mes de julio se registraron aproximadamente 100 actos de terrorismo en Afganistán. A su vez, el conjunto de los mismos constituye entre una sexta y una séptima parte del total de ataques insurgentes protagonizados en nuestros días por los islamistas radicales afganos.
Los talibanes han extendido los actos de terrorismo a gran parte de Afganistán. Ahora bien, la mayoría ocurren en provincias ubicadas al sur y al este del país, junto a la frontera con Pakistán, tras la cual disponen de santuario. En Herat y Badghis, donde se localiza la mayoría del contingente militar español, su frecuencia es mucho menor aunque desde 2007 significativa. El incremento y la dispersión de estos actos terroristas, incluidos los atentados suicidas, obedecen a una estrategia de los talibanes, asistida por los dirigentes de la propia Al Qaeda.
Ahora bien, la práctica del terrorismo por los talibanes encuentra un entorno propicio en medio de las frustraciones de unas gentes que no han visto satisfechas las expectativas de mejora en sus deplorables condiciones de vida y gracias a los dividendos que extraen protegiendo las plantaciones de opio. Pero también acaparando los sentimientos de rabia que generan las operaciones militares estadounidenses que, bombardeando a bulto tras haber supuestamente localizado a algún terrorista, causan numerosas víctimas entre la población circunstante.
Dicho lo cual, conviene no valorar las cosas erróneamente. Desde al menos el año pasado, más del 70% de los actos de terrorismo talibán se dirigen contra blancos afganos y no extranjeros. El pasado julio, por ejemplo, así murieron cerca de 200 personas, pero sólo 16 eran soldados internacionales. Unos 60 civiles afganos, mujeres y niños incluidos, perdieron la vida ese mes en atentados suicidas. Los talibanes están menos inmersos en una campaña contra la presencia de militares foráneos en el país que en una estrategia para recuperar influencia sobre la población y de nuevo, finalmente, el poder.
Como para retirarse y dejar a esas gentes a una suerte echada, ¿no? ¿Por qué, en cambio, no repensar la acción colectiva, es decir, de la comunidad internacional, frente a los talibanes y su terrorismo, sin abandonar a la inmensa mayoría de los afganos? Con el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, el escenario parece favorable a ello. Además, la ministra de Defensa, Carme Chacón, tiene toda la razón cuando sugiere, como hizo ayer al conocerse el trágico atentado suicida que ocasionó dos muertos y cuatro heridos entre nuestras tropas en Afganistán, que la seguridad allí y nuestra propia seguridad están estrechamente relacionadas".

Fernando Reinares
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi en cambio escuchar a la Chacón me despertó una rabia infinita.

Cuando dijo que “el contingente español está en Afganistán para defender a la sociedad española” pensé que tenemos a una desaprensiva por ministra de defensa.

No hay “terrorismo internacional”: bajo ese fenómeno se han clasificado fenómenos muy diferentes y atentados cometidos por terroristas de todos los pelajes, incluso por los cometidos por servicios especializados en la desestabilización.

Bush no está en Afganistán por los “terroristas” que pueda haber allí. De hecho, donde hay terroristas es en el país vecino, Paquistán, por lo demás, aliado de los EEUU… Bush está en Afganistán porque era la forma de clavar una espina en el flanco sur de Rusia. Bush está en Afganistán para asegurar una salida hacia el petróleo del Caspio a través del país que, a primera vista, parecía el más débil de la zona, Afganistán y que, después, ha resultado el mismo hueso que tuvo que roer la URSS, poco antes de desplomarse.

Anónimo dijo...

No voy a hablar de Derecho Penal, pero si del tema principal del artículo.

En primer lugar me gustaría decir que tanto el PP como el PSOE me provocan el mismo rechazo que cualquiera que participa en la partitocracia actual. Por lo tanto no me gusta ninguno de ellos. Dicho esto...

Hay algo peor que mentir a todo un país explicando que estamos en Afganistán para repartir bocadillos, para levantar escuelas o para impedir la violencia contra la mujer. Ese algo es engañar a las familias de los muertos.

Aznar fue servil con los intereses de los EEUU y el gobierno socialista ha adquirido formas mas "soft" pero no menos serviles.

Mensaje para el gobierno: El presidente americano les desprecia y les ningunea hasta la náusea, hasta el punto de que ustedes han mendigado estar presente en la conferencia del G-20 y solamente les han dejado ir justo cuando ya se habían puesto en evidencia ante la opinión pública internacional y ante las cancillerías de todo el mundo su naturaleza de pedigüeños. Sólo entonces, después de que Bush les haya dejado arrastrarse por la indignidad y sólo cuando han mendigado el apoyo de países bananeros se les ha permitido sentar las posaderas en la silla francesa. Total ¡para lo que va a decir! Hay algo peor que mendigar: que, luego, la ignorancia y la falta de propuestas quede de manifiesto ante todo el mundo. Cuestión de tiempo.